Ignasi Parellada “El precio de la felicidad es aceptarse uno mismo”

Ignasi Parellada, publicitario y empresario. Nació en la ciudad condal pero de ascendencia francesa. El último vástago de una gran familia. Posee el título nobiliario de Conde de Arlés i Provenza. Actualmente dirige la multinacional agencia publicitaria, Wddp Internacional Group, importante para el mundo de la comunicación.
A sus 35 años es licenciado en psicología y empresariales.

-¿Esto implica una personalidad bipolar?
No. Las personas de mi clase social tenían que estudiar la enseñanza general básica, el bachillerato y es muy extraño que no tengan la abogacía o derecho, ya que éste se consideraba una continuación de sus estudios. Por otro lado, estudié psicología accidentalmente. Una de mis hermanas lo estaba estudiando como segunda carrera. Su trabajo no le dejaba tiempo para leer libros y hacer trabajos por lo que se los hacía yo. Así decidí apuntarme a la facultad aunque fuese a distancia, cosa que ha ayudado a mi formación tanto profesional como personal.

-¿Usted que quería ser de mayor?
Esta pregunta me la hicieron pero no la familia porque todo el mundo sabía muy bien qué papel tenia que representar. Yo quería ser arquitecto porqué tenia una gran facilidad con las matemáticas y me gustaban.

-Y acabó siendo el presidente de una gran multinacional publicitaria…La vida muchas veces te guía hacía un camino, y al final es como un río que te lleva de un lado a otro. Yo acabé siendo empresario, casi sin vocación, pero me he tenido que ir adaptando a las circunstancias. Como digo siempre “un plebeyo se sienta cuando quiere, un noble nunca”. Yo no puedo irme y desaparecer porque tengo muchas obligaciones y más, siendo una empresa de ámbito internacional.

- Pero su empresa es americana… ¿Porqué no un presidente americano?
Porque cuando Wddp llegó a España, las empresas extranjeras, desde una ley del tiempo del franquismo, no podían tener en España más del 49% de la empresa, y el 51 % tenía que ser española. Así, la empresa americana tuvo que buscar una familia o una empresa que tuviera unos lazos con el mundo publicitario. Yo, tanto por derecha como por izquierda, tengo parientes, cuñados, hermanos en todas las grandes empresas publicitarias. Por lo tanto, nuestra empresa era idónea para ellos.

- ¿Por qué lo eligieron a usted en lugar de uno de sus 9 hermanos para el cargo?
Primeramente porque era el que nunca había estado en ningún cargo de ninguna multinacional con lo cual no tenía unas costumbres empresariales de otra agencia. También les sedujo el hecho de decir que tenían a un noble, un aristócrata francés entre ellos. Y, cuando vieron mi coeficiente intelectual dijeron “este es nuestro hombre”.

-¿Qué es necesario para llevar un cargo de tal importancia?
Debes estar muy centrado porque sino te vuelves loco. Cuanto más estatus tienes, la gente mira hasta qué corbata llevas, estás en el punto de mira. Tienes que tener una estabilidad psíquica y mental muy grande y saber relativizar. Nunca dejar un tema dado por hecho o por sabido. Y sobre todo lo que no se debe hacer nunca es dejar de escuchar a alguien. Todos, desde la señora de la limpieza hasta el director de marketing son imprescindibles.

- Como dirigente de una gran multinacional publicitaria, ¿qué cree que está pasando con la publicidad y las nuevas tecnologías?
Pienso que la publicidad de Internet es inexistente y continuará siéndolo porque es un sólo usuario el que se sienta delante de la pantalla y se requiere una inversión brutal para un público limitado. Y nosotros no somos partidarios de las grandes campañas porque son limitadas. En cambio, la publicidad más barata y rentable es por ejemplo, la del posavasos donde nos sirven la cerveza en un bar. Porque tiene un coste mínimo y será visto por muchas personas. La publicidad que más interesa es la indirecta.

- ¿Qué papel desempeña su empresa en el mundo de la comunicación?
En estos momentos, la influencia de nuestra empresa en España es casi inexistente, aunque en Latinoamérica hace años que se impuso. Ahora es cuando se está introduciendo en el mercado español.

-Tener un título nobiliario como el suyo, ¿le ha abierto muchas puertas o ha sido un obstáculo?
Hoy en día, es una ruina. Hay dos tipos de título, los que no tienen ningún lazo con la corona y con los que tienes unas obligaciones y te exigen más de lo que te dan. Naturalmente te abren puertas sino sería absurdo.

- En poco tiempo ha perdido a tres personas muy importantes en su vida, la última hace unos meses… ¿Cómo lo ha afrontado?
No, no lo he afrontado nunca ni creo que pueda hacerlo.

- Entonces, ¿como puede vivir el día a día?
Ese es el problema que no puedes. Ser presidente te obliga a tener la cabeza amueblada porque muchas veces debes tomar decisiones al instante. Si yo me equivoco en una operación, puede llegar a costar el lugar de trabajo de muchas personas. Debo evaluar mi vida psíquica y sentimental con mi vida profesional, y llega un momento en que acepto que no lo afrontaré y que no debo hundirme. Tengo la suerte de tener una gran familia que vamos todos a la una como Fuenteovejuna

- ¿Recientemente ha tenido una delicada operación de corazón, después de ver la muerte tan cerca, que siente?
La verdad es que nunca me ha dado miedo la muerte y como me dijo un profesor de la facultad, no tengo concepto de muerte. Por lo tanto, no siento nada.

- Su vida sentimental ha sido muy complicada, sin embargo, siempre ha disfrutado de un nivel económico alto debido a su estatus. ¿Cuál cree que es el precio de la felicidad?
El precio de la felicidad es aceptarse uno mismo. Y aceptar las circunstancias ya que no se pueden controlar. Tengo una vida acomodada y podría vivir tranquilamente sin trabajar, pero para que una persona joven tenga un lugar de trabajo tiene que haber un empresario. Hay que aceptar que estas personas no volverán. No auto culparte ni culpar a nadie. En cuanto a lo económico, como dijo Napoleón “el dinero no da la felicidad, pero ayuda”. Yo, sin duda, pienso que el dinero sí que da la felicidad.